martes, mayo 24, 2005

Inmigración sin mudarse

La guerra entre México y los Estados Unidos terminó con la firma del Tratado de Guadalupe Hidalgo el 2 de febrero de 1848. México cedió, ¨pistola al pecho,¨ los derechos a todo territorio norte del Río Grande al Océano Pacífico por 15.000.000 dólares. Eso se llamaba la cesión mexicana. Los mexicanos que vivían allá se hicieron ciudadanos de los Estados Unidos. Sus descendientes viven aquí todavía. He tenido experiencia con uno de estos descendientes.

Inicié mi primer trabajo como un ingeniero en 1956. Mi jefe era un latino se llamaba Ralph M. Él era un ingeniero excelente. Se estaba considerado como un jefe duro porque era un perfeccionista. Era bajo y moreno. Se vestía muy bien. Tenía un gran hogar y un carro caro.

El mes de julio Ralph y yo fuimos a Fort Huachuca, Arizona, por negocios. Hacía muchísimo calor. Luego visitamos sus padres cerca de Tuscon. Sus antepasados habían venido a Tuscon de México en 1825. Alegremente ellos tenían documentación buena. La migra injustamente han deportado muchas hispanohablantes por faltaban documentación más temprana que la cesión mexicana.

La madre de Ralph era maestra de escuela primaria. El padre manejaba un camión para vivir. Ellos vivían en una casa pequeña con paredes de bloque de concreto y con techo de teja roja. Había gallinas en el patio. Un jardín grande rodeaba la casa. Llevaban por balde el agua a los vegetales y las floras. Dentro de la casa, el mueble era muy simple y parecía hecho a mano. En un rincón de la sala vi un altar de la Virgen de Guadalupe que la madre de Ralph había adornado con velas y flores.

Los padres de Ralph me dieron una bienvenida calurosa. Su madre había preparado una cena tradicional que incluyó tamales de elote. Por muchos siglos los hispanos del sudoeste y los indígenas han comido tamales de elote para celebrar la primera cosecha de maíz. Durante la cena, Ralph charló con su padre en español porque el padre no hablaba ingles. Su madre habló conmigo en ingles porque yo no entendía español en aquel entonces. Fue una visita agradable, y era medianoche cuando dijimos adiós y nos fuimos.