miércoles, julio 06, 2005

Una Persona inolvidable

La historia siguiente no es sobre los hispanos, sino es mi propia historia. Pasó totalmente en ingles.

En el año 1947 cuando tenía quince años y era un estudiante en el tercer año de colegio secundario en Columbia, Missouri, los Estados Unidos, fui a clase de trigonometría. La maestra se llama Nell Kitchens era relativamente joven. La señorita Kitchens nos mostró que la matemática es divertida. Tenía un buen método de enseñanza que me convirtió a un fanático de matemática.

Muchos años más tarde me enteré de que había una historia interesante sobre su docencia. Ha enseñado la trigonometría a los soldados de la artillería durante la Segunda Guerra Mundial. Pero en la escuela civil, el director no lo permitía. Dijo «Las mujeres no son capaz de enseñar la matemática.» Entonces el maestro de matemática renunció su puesto. Entre los demás miembros de la facultad, Srta. Kitchens era la única con una licencia de enseñar la matemática. Según la ley, el director era requerido de permitirlo.

En mi cuarto año, asistía clases de la geometría analítica, geometría de sólidos y trigonometría esférica. Srta. Kitchens era la maestra de los tres. Me encantaba toda. Después el colegio, me inscribí en la universidad para estudiar ingeniera. Al final me forjó una carrera como ingeniera de computadoras. Todo ocurrió por la inspiración de Nell Kitchens.

Srta. Kitchens me enseñó otra cosa. Ella era una consejera del club escolar de dramática. Una vez el club necesitaba la utilería para una obra de teatro. Las cosas estaban ubicacadas en una parte lejana. La srta. Kitchens me dijo «Juan, tienes una licencia de manejar. Aquí estan las llaves de mi carro. Vete y recoge la utilería por favor.» Ella tenía confianza en yo. Yo era eternamente su esclavo. Aprendí que si se respeta a un joven, él devolverá el respeto.

Treinta años después, enteré que Srta. Kitchens se había jubilado. Se envié una carta diciéndose sobre mi carrera y dándose las gracias por su influencia. Ella contestó «Oí a otro de mis búhos.» Me pareció que muchos de sus viejos estudiantes le habían escrito.